Se estremeció al sentir el suelo frío bajo sus pies descalzos y cerró los ojos repitiéndose que no debía tener miedo. Pero el miedo era su incansable acompañante cada noche, el miedo era el verdadero antagonista.
Cada día, el vértigo y la ansiedad recorrían sus venas cuando veía los dedos delgados con largas uñas aferrarse a su cuello... y la sonrisa sin dientes le provocaba un escalofrío cada vez que se lo encontraba en el pasillo.
No pudo volar, después de todo. Y ahora está atrapado tras el cristal, con el miedo como única compañía y dos pequeños pájaros de plomo como única posesión.
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"She needs to grow up and come home"
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