Siempre pienso: "No voy a escribir mi vida en mi blog. ¿A quién le va a interesar mi vida?" Y es cierto, ¿a quién le va a interesar que estoy haciendo un cuaderno diario para la asignatura de Organización, tan extremadamente aburrido, que por no hacerlo, vengo a contarlo al blog?
También evito contar mi vida porque es lo que haría una persona normal y corriente, y no un ente misterioso que de vez en cuando escribe crípticos sobre sus vivencias en una página rodeada de mariposas y que no lee nadie. Porque esa es otra, ¿para qué tengo un blog si solo lo lee mi novio (te quiero, cielo) y, curiosamente, un seguidor que tiene una tarántula (una tarántula, en serio, no podía ser otro animal U.U...) de imagen de perfil, que no habla castellano y que no tengo ni idea de quién es?
Por otra parte, tengo la sensación de que cada vez escribo peor. Creo firmemente que llegué a mi punto álgido en las artes más o menos a la edad de 16 años, y de ahí solo he ido hacia abajo.
Pero para qué me voy a preguntar más. Solo escribo estas chorradas porque no tengo nada más que escribir, dado que mi inspiración está cada vez más muerta, y quiero evitar a toda costa escribir en el papel lo que hice el día 11 de marzo en clase (definir claustro y debatir sobre la diferencia entre claustro y consejo, además de comentar la importancia de la escuela en la sociedad actual y su pérdida de prestigio.)
Es irónico, ¿no? Cuento mi vida aquí a nadie en absoluto para evitar contar mi vida a la profesora en el cuaderno. Esto me hace pensar en lo que debería estar escribiendo, es decir, la poca importancia que se le da a la educación, sobre todo considerando que es muy importante en cualquier sociedad. ¿De dónde viene la falta de motivación y la procrastinación (qué de moda se ha puesto esta palabra) generalizada de los alumnos de todas las edades, desde infantil hasta la Universidad? ¿Acaso es que los profesores no hacen bien su trabajo? Porque, a ver, sus razones tendrá mi profesora para mandarnos escribir un diario, pero es una actividad que no creo que me aporte nada para mi futuro como maestra y que me lleva un tiempo infinito. ¿Es, acaso, una mala educación por parte de los padres? Hemos pasado nuestra infancia haciendo un poco lo que nos daba la gana y dedicando unos 20 minutos al día, como mucho, a hacer deberes en vez de inculcarnos esfuerzo desde pequeños. Por otra parte, lo que deben hacer los niños es jugar, y no hacer deberes toda la tarde, ¿no?
Podría tirarme escribiendo cualquier cosa que se me pasara por la cabeza, sin revisar ni nada, hasta batir el récord de "entrada más larga de blogger" o que no me dejara escribir más, pero voy a dejarlo ya, porque no es nada interesante y tengo que ponerme con el diario.
Agur!
Pues yo he decidido volver a escribir por aquí, así que ya tienes otro lector! :p
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