La razón por la que no escribo en el blog es que escribo en un diario de papel. Internet está bien cuando piensas que a los demás les interesa lo que tienes que decir, pero creo que eso en mi caso no es así. Poner mis pensamientos en orden y luego encriptarlos para mi, y solo mi entendimiento de las cuestiones más delicadas sin que se hagan públicas es complicado y carente de sentido en una plataforma que es, efectivamente, pública. Las cuestiones que me suscitan interés y las partes de mi vida sobre las que me gustaría escribir para tener contacto con gente con las mismas inquietudes son demasiado privadas. Es extraño cómo a veces te gustaría compartir cosas con extraños que no puedes compartir con conocidos. Es extraño el terror a ser juzgado, abandonado, repudiado, por alguien que descubre qué eres, qué quieres, de verdad.
Hoy soy feliz. Tengo un novio maravilloso, amigos, una familia que me quiere. Pequeñas preocupaciones. Pero un pensamiento en la cabeza, siempre el mismo, que estuvo ahí en los peores y mejores momentos de mi vida, un recuerdo de una adolescencia que aún no se ha ido del todo, que espero que alguna vez desaparezca. Pero es hora de aceptar que no hay genios que concedan tres deseos (sé, siempre he sabido cuál sería el primero), y que el sufrimiento forma parte del proceso cuando quieres algo con todas tus fuerzas.
You better work, bitch.
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