viernes, 22 de marzo de 2013

Roxanne

Bienvenido a la paranoia. ¿Qué quieres? ¿A quién? No tienes razones para pensar nada y sin embargo, duele. Duele una mentira que ni siquiera se ha llegado a decir, y duele desconfiar de las mentiras piadosas. Duele saber que borraré esto aunque sólo lo escriba para ordenar lo que siento y llegar a la conclusión de que no tengo derecho a que me duela.
Piensas que estoy exagerando y lo sé. Pero en mi cabeza todo se amplifica, y gritas sin orden, imagina una bola de colores cada vez más grande y cada vez más gris. Y yo, pequeña, muy pequeña, a su lado. Imperfecta, monstruosamente imperfecta e impotente. Y la culpabilidad de sentir...